Esta es una leyenda quiteña, trata sobre una mujer que llevaba comúnmente a su vaca al Panecillo, y de pronto el animal apareció, pero la mujer se llevará una sorpresa....
Sector del Panecillo, una elevación ubicada en Quito |
Había
en Quito una mujer que diariamente llevaba su vaquita al Panecillo. Allí pasaba siempre porque no tenía un potrero donde llevarla. Un día, mientras recogía un poco de
leña, dejó a la vaquita cerca de la olla. A su regreso ya no la encontró. Llena
de susto, se puso a buscarla por los alrededores.
Pasaron
algunas horas y la vaquita no apareció. En su afán por encontrarla, bajó hasta
el fondo de la misma olla y su sorpresa fue muy grande cuando llegó a la
entrada de un inmenso palacio.
Cuando
pudo recuperarse de su asombro, miró que en un lujoso trono estaba sentada una
bella princesa.
Al ver
allí a la humilde señora, la princesa sonriendo preguntó: -¿Cuál es el motivo
de tu visita? - ¡He perdido a mi vaca! Y si no la encuentro quedaré en la mayor
miseria -contestó la mujer sollozando.
La
princesa, para calmar el sufrimiento de la señora, le regaló una mazorca y un ladrillo de
oro. También la consoló asegurándole que su querida vaquita estaba sana y
salva.
La
mujer agradeció a la princesa y salió contenta. Cuando llegó a la puerta, ¡tuvo
la gran sorpresa! -¡Ahí está mi vaca!
La
mujer y el animalito regresaron a su casa.
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